Una historia de amor: Ideario & Standby


Hay historias de amor que no necesitan cuerpos porque con un verso les basta. Esta nació entre un poema, Ideario, y una canción, Standby. No se buscaron, pero el azar, ese editor invisible, decidió que se encontraran. Primero fue un libro humilde, regalado tras una entrevista en un agosto joven y, luego, años después, una melodía que abrió sus primeros compases dejando pasar un poema que hablaba de vértigos, tráfico y mundo en desorden. A partir de ahí, la gente hizo el resto con su memoria colectiva en las praderas de Internet y millones de gargantas recitando sin saber a quién pertenecían aquellos versos.

El poema se volvió preludio. La canción, refugio. Y entre ambos creció una devoción anónima, afectiva, que convirtió una historia íntima en patrimonio emocional. Robe nunca necesitó avisar, bastó con poner los créditos y dejar que la belleza hiciera su trabajo. Así, un poema nacido en Motril viajó por escenarios, noches y almas, se volvió hijo mayor, independiente, adoptado por quienes buscaban una luz entre semáforos y mareas.

Un cuarto de siglo después, los dos hombres que abrieron aquel puente volvieron a encontrarse. Ya no eran los jóvenes de 1997, pero algo seguía intacto: la verdad sin maquillaje de la poesía y la música cuando se tocan. No hubo más encuentros. A veces la vida solo permite dos orillas y un puente.

Y aquí queda esta historia de amor improbable entre un poema que necesitaba una guitarra para hacerse multitud, y una canción que necesitaba un verso para empezar a respirar. Una historia donde nadie compite y todos ganan, el poeta, el músico, el público, el tiempo.

A fin de cuentas, Ideario ya lo había dicho sin saberlo: parado frente al mar mientras el mundo gira. Y en ese giro, poema y canción siguen buscándose, esperándose, amándose en quienes las escuchan y la escucharán.



No hay comentarios: