Objetos perdidos



Hoy he perdido la tarde
y no sé dónde fue.
También perdí un amor,
varias veces la calma,
las llaves de la casa
y las muelas del juicio.

En mi despiste
no sé dónde está
tu sonrisa regalada,
la funda de las gafas,
ni sé dónde he guardado
el Principio de Arquímedes.

Y por eso me hundo
porque no hay fuerza alguna
que me empuje hacia arriba
igual al peso del fluido
que desaloja mi cuerpo.
Ni hay forma de encontrar
en esta larga lista de extravíos
la Oficina de Objetos Perdidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Perdidamente hermoso