Ella


A veces, siendo joven,
 me aislaba en un poema
 y me quedaba dentro,
 igual que a un loco que internan
en una celda acolchada
para que no se lastime.
Pasaba el tiempo rebotando
contra las paredes,
estrellando pensamientos en el techo
revolcándome con las palabras
tirado por los suelos.
Y aparecía ella
cura luminosa
que calmaba la fiebre
y aplacaba el dolor.
Y con sus finos dedos cirujanos
me extirpaba los versos.


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