Magisterios



Cien años he tardado en pensar este verso

que ahora cae, sobre el papel, a plomo.

Un siglo de soledad escribiendo

sin una goma de escolar

para borrar las cosas que están mal:

salpicadura de palabras heridas

rotos de desolación,

el tono helado de las conversaciones,

y la falsa risa del impostor.

En un cuaderno pautado anoto

la caligrafía irregular y díscola

de los sueños que quedan por gastar.

No hay comentarios: