Contemplaciones

 

La tarde en el puerto espera
al último sol que se ahoga
en un mar de azaleas.
Cobijo de mi voz errante
dársena de la carne en amasijo
vértigo del crepuscular olvido,
el aire de ausencia humedecido
atravesando la mano de la noche
que ahoga el día sin testigos,
lágrimas de azul marino
en mi insular latencia, entristecido.



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