Aquí ando tranquilo sobre una hoja de sol
y, a pesar del sosiego, me incomodan las ortigas
de quien no tuvo vida y nunca sintió amor,
la urticante desazón de la injusticia
la triste picazón de quien vivió dormida
y un mal sueño su despertar quebró.
Los cardos del vegetal dolor desmemoriado
crecen alrededor de mi zona de confort
y ahora soy menos yo y mucho más la savia
que sube de la raíz oculta de la niñez,
la clorofila inflamada
apartado en mi rincón del mundo
rodeado de la vegetación
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