Cuando queden lejanos
los adioses esdrújulos
en puertos amatorios,
estibaje de besos
y tifones de abrazos,
tu nombre de oleaje
cabrillee en mi casco
y tú, Rosa de los Vientos,
enarboles mi vista
hacia un cielo más cálido.
Sobre mares arábigos
donde mi corazón
que por ti sueña
islas, playas, escalas
en el fondo del mar,
navegando naufrague
perdido en tu calígine.
Cuando mejore el tiempo
y aminore esta distancia
-polizón en tu talle-
cantaré, sobre el puente
mayor de tu hermosura,
una canción pirata
con ronca voz de amante,
borracho de beberme
el ron que hay en tus ojos.
Y entonces, siempre entonces,
transexuado el tiempo
travestido el espacio,
pleamar en mis venas,
seremos por desnudas
estelas de la piel
tú marinero y yo nave.

1 comentario:

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

Francisco, te felicito por tu hermoso blog y tan bellos versos.

Un abrazo.