Yo busco, aventurero,
el mapa del tesoro
que es tu cuerpo y que adoro.
Tu cuerpo que es un cofre
de fondo submarino
y que guarda, celoso,
un codiciado alijo
de perlas de cristal.
Y hacia él me dirijo
por un golpe de mar,
navegante perdido
en ocasos de sal.
Remero en la galera
de tu vientre, simiente
de los vientos azules
de tu Rosa de Oriente.

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