veinte



puedo escribir los versos
de quien siempre apurado
cruza las líneas rojas de lo sensato
de quien en zapatillas sale
a comprar el pan
de quien reparte huevos todo el día
sin descanso
de quien muere despacio
en una planta de hospital
sin que lo sepa nadie
y de quien se pincha insulina
sin más

puedo escribir los versos
del muchacho autista
que asustan los humanos
de la mano que gira
la llave del dolor
de quien no siente amor
y nunca se detiene a pedir perdón

puedo escribir con alegría
a pesar de este poso
que la tristeza deja consumida
en el fondo amargo de lo humano
ese aire que encharca los pulmones
de espesa negritud
de quien sigue su camino
tose y no mira atrás
y quien pálido observa
las cuencas vacías de otro amanecer

puedo escribir sin desafecto
de quien no lee versos
porque le cuesta entender
el alma de un poema
la escasa utilidad de una poética

puedo escribir y escribo versos



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